A nadie se le escapa hoy en día la belleza de este país; de nacimiento relativamente reciente, gran parte de su territorio se encuentra inexplorado para el ciudadano de a pie, ya que teniendo una superficie similar a la del continente europeo, tiene una población inferior a los 21 millones de habitantes.
A lo largo de las siguientes entradas, realizaremos un recorrido por los lugares que no os debéis perder si tenéis la suerte de visitar Australia.
Sidney: en las antípodas
A pesar de haber sido visitada anteriormente por diferentes exploradores, Australia no fue reclamada hasta 1770 por el Capitán James Cook, quien lo hizo para la corona británica. En aquella época se estima que la población de Londres era aproximadamente de 1.000.000 de habitantes de los cuales 10.000 eran ladrones y 50.000 prostitutas, así que decidieron colonizar el continente como cárcel (¡¡¡con el muro más ancho del mundo ¡¡¡!!). Fue en 1788 cuando llegó el "primer envío" a Sydney con un total de 736 personas (548 hombres y 188 mujeres), más tarde llegarían los siguientes hasta un total de 160.000 convictos.
Foto: Darling Harbour
La calle principal que atraviesa el centro de Sydney se llama George Street y llega hasta la zona del puerto conocida como " Circular Quay" punto de partida de todos los ferries que recorren las miles de bahías que forman los diferentes barrios de la ciudad.
Foto:almacenes Queen Victoria Building
Antes de montarte en tu primer ferry, visita el barrio The Rocks, la parte más antigua de la ciudad, donde se formo el primer asentamiento europeo. Las casas se han dejado tal y como estaban y alrededor de ellas se ha ido desarrollando la ciudad con sus enormes rascacielos mirando hacia el mar. En la orilla opuesta a The Rocks se encuentra el emblema de Sydney y del país, el imponente y fascinante Opera House (Utzon 1973) rodeado de un precioso jardín botánico que sirve de pulmón a la ciudad.
Vista del Opera House y Harbour Bridge desde el ferry
Viajar a bordo de unos de los viejos ferries de Sydney es toda una experiencia, ya que puedes ver la ciudad desde otra perspectiva y descubrir las zonas más alejadas del centro. Es también una buena ocasión para conocer el barrio de Mossman con su puerto y su playa. Está formado por casitas unifamiliares y pequeños comercios que te llevan a pensar que estás paseando por el pueblo de Seahaven de la película del Show de Truman, pues es todo tan perfecto que parece irreal.
Otro lugar que no te debes perder es Watson Bay, una pequeña bahía a la que llegas en ferry y que dando un pequeño paseo te lleva al faro que indica la entrada del entramado de bahías que forman Sydney. Aprovecha la ocasión para relajarte en sus preciosas playas de agua azul turquesa y arena blanca que parecen una playa menorquina, con la única diferencia de tener de fondo la silueta de los rascacielos de la ciudad.
Foto: Playa de Watson´s Bay
Sydney es sin duda, un lugar en el que podríamos permanecer más de un mes y tener la sensación de que aún nos queda mucho por ver. Con la promesa de un pronto regreso, nuestra próxima parada nos llevará a Cairns.